Es un arbusto denso que rara vez se abre, mostrando una silueta esférica distintiva en la que ninguna rama destaca. Durante la floración, su volumen se realza gracias a las abundantes espigas que contrastan con el color oscuro de sus hojas.
Alcanza una altura de uno a dos metros.
Crecen rápidamente hasta alcanzar su altura máxima.
Las hojas son perennes y tienen un tono oscuro y brillante, a veces con pecíolos o rabos teñidos de morado.
Las pequeñas flores se agrupan en inflorescencias cónicas de aproximadamente 8 cm de longitud, que aparecen en los extremos de los tallos. Varían desde tonos rosa pálido hasta magenta brillante, y a menudo presentan una doble coloración debido a la diferencia entre su cara interna y externa.
Las VERÓNICAS prosperan mejor a pleno sol, pero también toleran sombra parcial.
El frío intenso es su mayor limitación y puede causar el marchitamiento de parte del follaje.
Durante los meses calurosos, es importante regar abundantemente, reduciendo la frecuencia durante el resto del año.
Son resistentes a la salinidad y pueden tolerar ambientes contaminados en entornos urbanos.
Prefieren suelos sueltos y arenosos que permitan un buen drenaje; los suelos pesados pueden causar daños graves en su crecimiento.
No se recomienda podarlos.
Son ideales para crear grupos arbustivos, mejor aún si son grandes, para embellecer taludes, adornar amplias áreas de césped o llenar rincones de edificaciones.