Planta de porte menudo constituida por un apretado conjunto de hojas carnosas de color verde intenso. Éstas son bastante quebradizas y su aspecto presenta un aire similar al de algunas especies de cáctus.
De los ápices de los tallos brotan las flores, reunidas en grupos compactos que se reparten por toda la planta. En la especie original, la floración, que aparece en invierno, es de color anaranjado, pero en la actualidad es posible adquirir híbridos en todos los colores y que florecen en todas las épocas del año.
Necesita buenas dosis de sol, aunque ciertos tipos soportan una sombra parcial.
Agradace un ambiente cálido todo el año. No admiten el cultivo por debajo de un umbral de temperatura que ronde los 10ºC y por tanto rechazan por completo las heladas. En interior, crecen mejor si no tienen demasiado calor en invierno; lo más adecuado son 10-15ºC pero hay que mantenerlas alejadas de estufas y radiadores. La temperatura estival máxima es de 27ºC.
Hay que poner mucho cuidado al regar, pues de lo contrario la planta se pudriría. Hazlo sólo si el suelo está realmente seco, lo que supone cada 10-14 días en invierno y cada 5-6 en verano. Si las hojas se marchitan interrumpe el riego: tiene demasiada agua.
Puedes añadir abono líquido al agua una vez al mes cuando la planta esté en crecimiento y floración.
No rocíes por encima. Si la atmósfera es muy seca coloca la maceta dentro de otra forrada con turba húmeda. Tolera el aire seco más que otras plantas de interior.
Quita el polvo a las hojas con un paño húmedo. No uses abrillantador.
Se inclinan por terrenos sueltos de naturaleza arenosa, pedregosa, volcánica o similares, con una inmejorable capacidad de drenaje.
Casi todos admiten ser cultivados en recipientes, a los que se adaptan muy bien durante largos años, siempre que se les provea de un sustrato adecuado que garantice la correcta evacuación de agua. En primavera se puede realizar el cambio de maceta, inmediatamente después de que la planta haya florecido.
Quita el tallo de las flores muertas y arranca las hojas estropeadas.
La mayoría de las plantas se obtienen de semillas sembradas en marzo o abril a unos 21ºC. Los esquejes arraigan bien en primavera y verano. Antes de introducirlos en tierra conviene dejarlos secar durante dos días.
Asociados a plantas de similares características y necesidades de cultivo, los kalanchoes son utilizados en jardinería mediterránea y semidesértica, donde juegan papeles variados en función de su porte. Con ellos se recrean ambientes sureños y de tipología seca, que recuerdan paisajes y zonas con escasa pluviometría.
En interior constituyen buenos visitantes para recipientes mixtos. Quítalas después de que se hayan marchitado las flores.