Planta hortícola que, además de su vegetación aérea, posee un tallo subterráneo ramificado; esta ramificación da lugar en sus extremos a los tubérculos que se consumen como alimento: las patatas.
Esta hortaliza desarrolla una vegetación formada por hojas lobuladas de color verde mate.
Las flores, que aparecen al final del cultivo, son blancas y presentan la típica estructura de la familia de las solanáceas.
Las patatas se adaptan a diferentes climas, pero los ideales son los templados, sin heladas ni altas temperaturas.
Los terrenos secos dan pocas y peores patatas, y los encharcados pueden hacer morir la patata, por lo que el riego será el preciso para que esté húmedo pero sin encharcar.
Le va muy bien el estiércol descompuesto. El nitrógeno es necesario antes de la floración, siendo después perjudicial. Es exigente en fósforo y potasio. Un abonado medio por área puede ser: un kilo de nitrógeno (mitad en sementera y mitad en cobertera antes de la floración); un kilo de anhídrido fosfórico (de fondo); dos kilos de óxido de potasio (de fondo).
Se deben realizar escardas, con el fin de sacar las hierbas nocivas.
Los suelos óptimos son los sueltos, profundos, aireados, húmedos, de consistencia media y ligeramente ácidos o neutros.
En general las plantas se deben plantar cuando la vegetación no coincida con heladas o altas temperaturas continuadas. Deben usarse las llamadas "de siembra", es decir, tubérculos libres de cualquier enfermedad y garantizados. Conviene que estén pregerminadas, esto es, que tengan los pequeños brotes algo desarrollados y sanos (se consigue poniéndolas a la luz), y sólo se trocearán las de gran tamaño, en sentido longitudinal. El tallo que emite cada brote (ojo), tarda cerca de un mes en emerger. Es necesario aporcarles tierra (o haberlas plantado en el interior de caballones) para que en ella se desarrollen los nuevos tubérculos.
Se depositan a unos ocho o diez cm de profundidad en surcos que disten 50 u 80 cm, y con una separación entre tubérculos de 25 a 50 cm.
La recolección se hace a los tres o cinco meses, cuando las hojas amarilleen y se sequen, a no ser que se quieran obtener algunas patatas jóvenes (su piel se desprende con facilidad). Deben conservarse en un lugar oscuro, fresco y ventilado, extendidas sobre el suelo sin que descansen unas sobre otras.
Aunque existen infinidad de variedades, las podemos clasificar por la duración de su ciclo de cultivo (de tempranas a tardías), por el color de su piel (blanquecino, amarillento, rojizo) y de su carne (blanco y amarillo).